Si analizamos la relación actual de precios entre vaquillonas y vacas, observamos que lentamente comienza a marcarse una tendencia que refleja la revalorización de los vientres.
Tras las elecciones del 26 de octubre último y la nueva conformación del Congreso, se plantea ante el productor un escenario diferente, porque espera que los proyectos de ley que que impulsan una reforma tributaria y laboral, tengan un rápido tratamiento, porque se acerca la época en que tiene que decir como manejarse en 2026 a la hora pensar en la retención de vientres. En otras palabras ver si las vacas o vaquillonas de reposición serán incorporadas al servicio o destinadas al engorde y/o la venta.
El informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), consideró que un primer filtro fue concretar la venta de terneras, antes de definir que animales se designarán a la retención. Una primera instancia de la toma de decisiones tuvo lugar, con la venta de esas terneras como invernada o su recría.
En 2023, el porcentaje de terneras que, habiendo salido de los campos de cría, continuó fuera de los corrales de engorde había caído significativamente del 75% al 72%. Curiosamente, esta caída estuvo mucho más asociada al contexto político de ese momento —pleno año electoral— que a factores climáticos, que sí habían sido mucho más críticos en 2022.
Recuperación
A partir de 2024 y 2025 se observa una paulatina recuperación en la aparente recría de terneras, aunque todavía no logra alcanzar los porcentajes registrados previamente.
En términos absolutos, el stock de vaquillonas registradas a fin de cada año retrocedió sin interrupciones durante los últimos ocho años.
Sin embargo, en los dos últimos ciclos, 2023 y 2024, esta tendencia se aceleró, perdiendo cerca de 800 mil cabezas del stock en dos años. Sin dudas, este retroceso responde al bajo nivel de reposición logrado mediante la recría de terneras, y al elevado porcentaje de vaquillonas enviadas a faena.
En 2025, los datos a septiembre muestran un aumento del 4,1% en la faena de vaquillonas, superando los 2,9 millones de cabezas faenadas, unas 115 mil más que en el mismo período del año anterior.
En efecto, el último dato informado por los feedlots al 1° de octubre indica un 3% más de vaquillonas encerradas respecto de octubre del año pasado.
De hecho, durante este último trimestre del año, la faena de vaquillonas tiende a acelerarse precisamente por el mayor aporte que generan los feedlots durante estos últimos meses del año por lo que, de mantenerse este patrón de comportamiento, no estaría alentando una reversión de la tendencia señalada.
En contraste, en el caso de las hembras adultas, las vacas sí muestran una ligera tendencia a la desaceleración de la faena. Tras los máximos registrados en 2023, con casi 3 millones de vacas enviadas a faena, en 2024 se registró una disminución del 11% en la cantidad de animales sacrificados, aproximadamente 330 mil vacas. Esto permitió reducir a la mitad la caída del stock observada el año previo, de 600 mil a 324 mil vacas menos.
Del mismo modo, en lo que va de 2025, la faena de vacas continúa descendiendo. De enero a septiembre se faenaron 1,9 millones de vacas, casi 200 mil menos (-9,5%) respecto de lo registrado en el mismo período de 2024.
Si analizamos la relación actual de precios entre vaquillonas y vacas, observamos que lentamente comienza a marcarse una tendencia que refleja la revalorización de los vientres para reposición. Actualmente, reponer un vientre nuevo preñado cuesta en promedio 1,7 millones de pesos, mientras que una vaca liviana (400 kg) con destino a faena se comercializa en torno a $1.900 por kilo, lo que equivale a aproximadamente el 45% del costo de reposición.
En otras palabras, reponer un vientre nuevo tendría un costo equivalente a 2,2 vacas de refugo, mientras que hace un año esta relación era de 2 a 1, en línea con el promedio histórico para este mes.
Claramente, esta valorización de los vientres nuevos no es más que el reflejo de los muy buenos valores que viene registrando la hacienda, aun en un contexto interno hasta ahora altamente incierto y volátil.
En consecuencia, una vez disipada gran parte de la incertidumbre política y considerando un escenario mundial excepcional para la carne vacuna, es esperable que el valor de estos bienes productivos tienda a adoptar relaciones significativamente más firmes que las observadas hasta el momento.



