Se actualizó el régimen de control de los que ingresan al país. Se reasignaron funciones entre Senasa y Anmat, para eliminar superposiciones y agilizar trámites sin comprometer la seguridad alimentaria.
La medida se formalizó a través del Decreto 790/2025, publicado este lunes en el Boletín Oficial, que modifica el antiguo Decreto 1812/1992 y moderniza el esquema de fiscalización de productos alimenticios importados, tanto de origen animal como vegetal.
Según el texto oficial, el propósito es “unificar criterios y trámites aplicables a la importación de alimentos, evitando controles innecesarios”, y adecuar la normativa argentina a los estándares internacionales reconocidos por el Codex Alimentarius (FAO/OMS) y por los países de “alta vigilancia sanitaria”, como Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá, Japón y Australia.
Nuevas competencias
El decreto establece que el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria tendrá a su cargo los controles previos al ingreso de productos de origen animal o vegetal no acondicionados para la venta directa al público, mientras que la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica verificará los alimentos ya envasados para su comercialización.
Ambos organismos deberán garantizar la inocuidad de los productos y resolver los controles en un plazo máximo de cinco días hábiles, con una única prórroga posible. Solo en casos de riesgo fundado o documentación inconsistente podrá realizarse una inspección adicional, dentro de los tres días hábiles siguientes.
El nuevo marco actualiza el listado de países cuyos certificados sanitarios serán considerados equivalentes al del Código Alimentario Argentino, lo que evitará duplicar controles y reducirá costos logísticos y tiempos aduaneros. Entre ellos figuran Canadá, Estados Unidos, la Unión Europea, Reino Unido, Japón, Israel, Australia, Nueva Zelanda y los países miembros de la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA).
“La medida permitirá concentrar los recursos de inspección en productos que no cuenten con tales certificaciones, mejorando la eficiencia sin comprometer la seguridad”, señala el texto oficial.
Con este cambio, el Gobierno busca modernizar el sistema de control sanitario, fortalecer el rol del Senasa y la Anmat, y favorecer la competitividad del comercio exterior agroalimentario argentino al homologar sus procedimientos con los de sus principales socios comerciales.
El decreto reafirma además que “los controles no podrán obstaculizar la disposición comercial de la mercadería por parte del importador”, asegurando la continuidad del flujo comercial mientras se completan las inspecciones.



