En los últimos dos años subió la cantidad de kilos producidos por animal faenado, aún sin la aplicación de ninguna norma que restrinja la faena de animales de bajo peso. El resultado de faena del primer bimestre indica una caída en el número de animales del orden del 7% y una caída inferior, de casi 5%, en la producción de kilogramos de carne. Eso significa que el promedio por carcasa ha subido aproximadamente cerca de 3 kilos por res faenada. Esto lo venimos observando desde el año pasado y está explicado por la necesidad de sumarle kilos a bajo costo a la invernada, que aumentó más que el gordo en el último año.
La necesaria recría, obligada por los mayores costos de las dietas en encierre y la relación entre el precio de compra (invernada) y el de venta (gordo), llevan a que estemos siendo más eficientes, a que se produzca más carne con el mismo rodeo.
En el primer bimestre de este año, las exportaciones registran una suba en volumen superior al 15% respecto a las efectuadas el bimestre de 2020, aunque con precios inferiores a los de idéntico periodo y con mayores costos de producción para las industrias, lo que sigue erosionando la competitividad de los exportadores.
En cuanto al consumo doméstico, la caída ha sido significativa con porcentuales que rondan el 20%. Hay casos particulares donde la reducción fue mayor como por caso en la provincia de Córdoba, donde la baja fue 5% superior a la nacional. Creemos que eso es consecuencia del menor turismo durante el verano y lo que habría derivado en una menor producción para abastecer a ese público.
La mayor inclusión de la recría implica que llevará más tiempo tener hacienda bien terminada. Y hoy, más allá de los aumentos que se observan en las categorías de novillos, novillitos o vaquillonas de mejor terminación, vemos que se amplía la brecha y se penaliza a la baja los animales que no reúnen esas condiciones.
Estamos indudablemente en un periodo de reorganización del sistema productivo. Arrancó la zafra de terneros y el encierre a corral sin recría previa no sería el método correcto de producción. La recría a pasto se impone, pero los actores del sector productivo no tienen herramientas de créditos aptas para hacerlo. Tampoco hay suficientes campos dotados de infraestructura y pasturas necesarias.
El sector se debe reconfigurar con recursos propios y eso siempre lleva más tiempo. Como muestra podemos citar la recomposición del stock ganadero: todavía no recuperaremos el total de hacienda que había en 2007, vamos siempre a la velocidad del sector por la falta de créditos y otros estímulos que apuntalen el crecimiento.
Pronto comenzara el otoño, momento de tomar decisiones en ganadería. Desde el Consejo Agroindustrial Argentina y desde la Mesa de las Carnes y desde FIFRA, han presentado propuestas de incentivos fiscales en base a la incrementalidad, para promover una mayor producción de kilogramos.