La inusual necesidad de almacenamiento de la cosecha que no compra China, activa la demanda de silobolsas. Y se necesitan embolsadoras y extractoras.
La guerra arancelaria entre Estados Unidos y China le está pegando en la línea de flotación al negocio de la soja norteamericana.
Con una cosecha estimada en 117 millones de toneladas (y sin compras chinas a la vista), los productores estadounidenses se enfrentan a un problema inusual.
¿Cómo retener tantos granos, sin pagar altos costos financieros, durante un período incierto?
Así, mientras los lugares de almacenaje habituales se están colmando, se reaviva el interés por el sistema de silobolsa.
Salvación
Para los farmers, el almacenamiento en bolsas puede ser la vía de escape para una crisis que, por ahora, no tiene fin.
Las empresas vinculadas a las ventas de silobolsas han reportado una demanda creciente para guardar la soja.
Esta tendencia puede tener una derivación positiva para las máquinas agrícolas argentina que se exportan a Estados Unidos y están vinculadas con la logística granaria.
En efecto, las embolsadoras y las extractoras de granos, que ya son conocidas en determinadas franjas del mercado estadounidense, ahora tendrían una enorme posibilidad de inserción.
Y el efecto podría ser mayor a medida que la actual cosecha presione sobre los stocks de soja que venían de la campaña pasada.



