Rindes récords de soja y maíz en Argentina: ¿Cómo se lograron?

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En una campaña marcada por la variabilidad climática, el manejo de determinadas claves permitió incrementar la producción.

El ciclo agrícola 2024/25 se desarrolló con sorpresas desde el lado climático que condicionaron la evolución de los cultivos e, incluso, las tareas de cosecha.

En ese contexto, hubo rendimientos récords de soja y maíz en determinadas zonas de Argentina, según un relevamiento de AAPRESID.

Por ejemplo, en la provincia de Buenos Aires, Segundo Garciarena ,de la Regional AAPRESID 25 de Mayo, rompió récords en soja gracias a su enfoque intensivo.

En Cruz de Guerra, con antecedentes de dobles cultivos y genética actualizada, su lote más productivo alcanzó los 56 quintales/hectárea.

“Hace años que venimos intensificando. Ya sabíamos que ayuda en años secos. Este año vimos que también permite alcanzar techos”, explica Garciarena.

El manejo incluyó aplicación estratégica de fósforo, manejo por ambientes y variedades adaptadas.

Córdoba

En Tancacha, Maximiliano Verra, de la Regional AAPRESID Rio III, tocó los 54 quintales/hectárea con una soja sembrada a principios de noviembre sobre rastrojo de maíz tardío, un récord productivo para la zona.

“La clave estuvo en una primavera con lluvias inusuales, que nos permitió adelantar la siembra y arrancar con el perfil cargado”, describe.

A esto se sumó una apuesta fuerte a la fertilización junto a la semilla y uso de bioestimulantes: “Buscamos un arranque vigoroso. En años secos, el sistema radicular bien desarrollado marca la diferencia”, dice Verra.

Al sur de la provincia, Francisco Rubio, de la Regional AAPRESID Justiniano Posse, subrayó el impacto de la fecha de siembra.

En Ordóñez, un lote de excelente calidad sembrado a mediados de noviembre rindió 52 quintales/hectárea.

“No es un récord, pero está claramente por encima del promedio para este año. Los lotes sembrados antes, con igual manejo, rindieron hasta 15 quintales menos”, destaca Rubio.

El lote, sin fertilización este año por buen nivel de fósforo, fue manejado con monitoreo de plagas, rotación con maíz y densidad óptima. “Lo importante es sostener la productividad, aún en campo alquilado”, agrega.

Santa Fe

En el centro de la provincia, Adalberto Peretti, de la Regional AAPRESID Villa Trinidad, logró rindes de hasta 42 quintales/hectárea, pese a una fuerte restricción hídrica.

“La diferencia la marcó la siembra directa. En lotes que venían de dos o tres años sin labranza, se acumuló mejor humedad”, puntualiza.

En una zona donde las lluvias llegan cada vez más tarde, adaptaron la siguiente estrategia: “Los lotes que más rindieron salieron de maíz y se sembraron el 14 de diciembre, con la intención de alinear el periodo crítico con las lluvias de febrero”.

Para ahorrar insumos, aplicaron herbicidas según mapas de malezas. “Buscamos siembras prudentes, que aseguren estabilidad más que picos”, remarca Peretti.

Maíz

En el caso del cereal, también fue Rubio, de la Regional de Justiniano Posse, quien destacó con rindes de hasta 128 quintales/hectárea, muy por encima del promedio general de 105 quintales/hectárea.

Estos maíces, sembrados el 10 de septiembre, lograron escapar al estrés hídrico de enero.

No tuvimos lluvias extra, pero sí un buen perfil inicial. El maíz llenó antes del déficit”, es la explicación.

El manejo incluyó fertilización variable (120 a 180 Kg/hectárea de urea) y un stand promedio de 80.000 plantas/hectárea.

“No fue un rinde récord, pero para el año fue excelente. Nos salvó haber podido sembrar temprano”, considera Rubio.

Manejo

Desde la Regional AAPRESID Venado Tuerto (Santa Fe), Marcos Guazzaroni subraya cómo el manejo agronómico separó a los lotes de maíz destacados del resto.

“Un 20% de los lotes superaron la media zonal, con valores cercanos a los 140 quintales”, subraya.

“En todos los casos, el patrón común fue manejo intensificado, fertilización balanceada y napa freática como plus hídrico”, agrega.

En el sur de Santa Fe, donde los arrendamientos son altos, mantuvieron el mismo estándar de fertilización en campo propio y alquilado.

“Con los márgenes actuales, dejamos de pensar financieramente. Hoy es eficiencia productiva o nada”, afirma.

Todos los lotes con buenos rindes compartieron una rotación sistemática trigo/soja-maíz. “Ese manejo ordena la física y la química del suelo. No es de un año para otro: se construye en el tiempo”, cierra Guazzaroni.

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