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La logística forrajera argentina necesita agrandarse

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Con una capacidad de picado de 8 toneladas por minuto, las nuevas máquinas plantean desafíos de crecimiento para acoplados y embolsadoras.

Las picadoras de forraje de nueva generación que están llegando a la Argentina permiten procesar hasta 500 toneladas por hora, lo que equivale a, aproximadamente, 8 toneladas de material por minuto.

Semejante capacidad abre la posibilidad de dar un salto en la productividad del manejo de forraje en general, pero, al mimo tiempo, supone desafíos cada vez más exigentes para los equipos encargados de la logística de transporte y almacenamiento del material cosechado.

El tema toca directamente a los acoplados forrajeros y las embolsadoras de forraje, que deben incrementar sus tamaños y, sobre todo, la eficiencia de su desempeño para que las nuevas picadoras puedan expresar plenamente su potencial.

Paralelamente, reducir los tiempos de armado de los silos es una necesidad en lo que respecta a preservar la calidad nutricional de los cultivos picados.

Acoplados forrajeros

Por el lado de los acoplados forrajeros, las capacidades de los equipos disponibles en el país ya han alcanzado la barrera de los 50.000 litros.

La tendencia apunta a profundizar el desarrollo de unidades cada vez más grandes para dar una respuesta adecuada en materia de autonomía ante el incremento de capacidad de las picadoras.

Los carros de altos volúmenes deben expandirse para escalar a la dimensión de pulmones logísticos que aseguren la continuidad del proceso.

El mismo imperativo rige para las cajas volcadoras de pastos y para los carros compactadores, que trabajan con sistema de accionamiento hidráulico para comprimir el material y descargar sin bascular.

Esta última es una variante para transportar más volumen de pasto y acelerar la velocidad de descarga.

Almacenaje

Por su parte, la tecnología argentina de embolsado de forrajes también requiere incorporar innovaciones y actualizaciones.

Las principales empresas del sector están trabajando en un proceso de renovación, que incluye motores cada vez más potentes y cambios tecnológicos para optimizar la descarga, acelerar el embolsado y facilitar el transporte de los equipos.

Las innovaciones incluyen, por ejemplo, bandejas receptoras de mayor capacidad (para permitir la descarga rápida y liberar al acoplado forrajero mientras de embute el material), tubos de rotores de mayor diámetro (con álabes más gruesos para conseguir mayor entrada de pasto y acelerar los procesos de trabajo) y rodillos en la plataforma (para agilizar el ingreso de pasto a la máquina).

También hay novedades en el diseño de las embolsadoras, como los chasis más compactos (lo que permite reducir el espacio entre bolsa y bolsa) o los sistemas de suspensión independiente en las cuatro ruedas (para optimizar el transporte).