La fundación expuso en el debate por la modernización laboral y pidió ajustar los incentivos a la capacidad real de inversión de los productores.
En el marco del debate por la modernización laboral, la Fundación Barbechando participó del plenario de las comisiones de Trabajo y Presupuesto del Senado y presentó una serie de observaciones al proyecto oficial, con foco en la estructura productiva del agro argentino y en la necesidad de que las reformas contemplen la realidad de las pymes y productores individuales.
La exposición estuvo a cargo del productor agropecuario David Hughes, tesorero de Barbechando, quien valoró que el sector agroindustrial haya sido incorporado a la discusión y destacó la inclusión de la Ley de Trabajo Agrario 26.727 dentro del análisis legislativo. “Muchas veces, cuando se tratan temas laborales, el agro queda afuera”, señaló.
Uno de los ejes centrales de la presentación fue la composición del entramado productivo agropecuario. Hughes recordó que, según el Censo Nacional Agropecuario 2018, el 85% de los productores son personas humanas, un dato que —remarcó— debería reflejarse tanto en la reforma laboral como en los esquemas impositivos asociados.
En relación con el Régimen de Incentivos a las Medianas Inversiones (RIMI), Barbechando valoró la orientación general del proyecto y la incorporación de herramientas fiscales largamente reclamadas por el sector, como los incentivos para sistemas de riego, bienes de alta eficiencia energética y la devolución del saldo técnico del IVA.
No obstante, el principal cuestionamiento estuvo puesto en los montos mínimos de inversión exigidos para acceder al régimen. Hughes advirtió que los niveles propuestos resultan difíciles de alcanzar para las pymes agropecuarias y los productores individuales. “La capacidad de generación de fondos de una micro o pequeña empresa es muy limitada, y estos esquemas terminan siendo inaccesibles”, explicó, al tiempo que pidió revisar a la baja los pisos de inversión para las distintas categorías.
En esa línea, sostuvo que la mayoría de las inversiones de este tipo se realizan con financiamiento y que, con los valores actuales, “es muy difícil que una microempresa pueda afrontar un crédito de esa magnitud”. El objetivo, planteó, es evitar que los beneficios queden concentrados en empresas de mayor escala y lograr que los incentivos alcancen al entramado productivo del interior del país.
Otro de los puntos señalados fue la necesidad de extender la reducción del impuesto a las ganancias también a las personas humanas, y no limitarla únicamente a las personas jurídicas. Según Barbechando, esta modificación permitiría un tratamiento más equitativo y fortalecería la capacidad de reinversión de los pequeños y medianos productores.
Al cerrar su intervención, Hughes destacó la importancia de que el debate legislativo incorpore la mirada del interior productivo. “Que estemos discutiendo estos temas es clave para generar inversión y desarrollo más allá de Buenos Aires”, afirmó, y recordó que aún quedan pendientes otros aspectos relevantes para el sector, como los derechos de exportación y nuevas simplificaciones para las pymes agropecuarias.



