Una enfermedad que parecía extinguida reapareció en las campañas de maíz. Se trata del carbón de la panoja y el último informe fue hace 80 años.
Carbón de la panoja del maíz
Desde la Red de Manejo de Plagas de Aapresid (REM) de Aapresid alertaron ante esta situación por los grandes daños que ocasiona. En este sentido, los técnicos explicaron que pueden generarse dos enfermedades denominadas comúnmente como carbón: el “carbón común del maíz”, causado por Ustilago maydis, que se encuentra campaña tras campaña en todas las regiones de Argentina y el “carbón de la panoja del maíz”, causado por Sporisorium reilianum f. sp. zeae.
El especialista de la REM, Roberto De Rossi explicó que este patógeno se viene viendo en las últimas dos campañas principalmente en Buenos Aires, Córdoba, San Luis y Santa Fe. “En la mayoría de los casos, la incidencia se situó desde el 0,5 al 7 %, y si bien este carbón parece no discriminar genotipos, antecesores o fechas de siembra, se registró un caso con el 60-70 % de plantas afectadas en un lote periurbano con manejo de labranza convencional y con tres años de monocultivo de maíz”, detalló.
Esta enfermedad se caracteriza por ser muy agresiva, ya que deja a la planta con pocas a nulas probabilidades de generar granos. Además, esta enfermedad puede afectar el valor de los granos por estar sujeta a restricciones de importación por algunos países.
Desde la REM explicaron que la enfermedad ingresa por la semilla en periodos de implantación, y recién se visualiza abruptamente durante la floración del cultivo. “Es por esto que resulta de vital importancia diferenciar este carbón de la panoja del carbón común”, agregó De Rossi.
Al mismo tiempo, explicaron que, durante la floración, las inflorescencias de la panoja y espiga del maíz son reemplazadas total o parcialmente por cuerpos negros llenos de esporas (soros). “Los factores ambientales que favorecen la infección incluyen suelo seco (humedad de 15 a 25 % peso/peso) con temperaturas de 23 a 30 °C”, comentó De Rossi.
Manejo
“El uso de materiales resistentes o de mejor comportamiento frente a esta enfermedad sería la estrategia más conveniente”, advirtieron desde la REM. Sin embargo, todavía no está disponible.
“Debido a que el inóculo se encuentra en el suelo y se puede incrementar año a año, las estrategias de manejo son principalmente preventivas y se enfocan en evitar la dispersión de la enfermedad y la infección durante el desarrollo de la plántula”, comentó el equipo de De Rossi
- Monitoreo de los lotes, buscando síntomas característicos para diferenciar entre los dos carbones.
- Localizar plantas afectadas, extraerlas evitando dispersar teliosporas y quemarlas para eliminar el inóculo.
- En lotes con presencia de la enfermedad, limpiar y desinfectar la cosechadora, tanto al ingreso como a la salida.
- Realizar rotación de cultivos, no sembrar maíz en lotes afectados al menos por dos a cinco años, para evitar nuevas infecciones.
- Aplicación de fertilizantes nitrogenados
- Tratamiento de semilla con fungicidas eficientes para el control de S. reilianum. Se están evaluando ingredientes activos para incorporar a esta enfermedad a los registros ya establecidos.
- En caso de dudas, solicitar asesoramiento con especialistas.
