Las lluvias trajeron alivio al sector productivo -aunque no en igual medida en todas las zonas- y con ellas, llega el crecimiento de varios biotipos de malezas resistentes que no se dan por vencidos. Específicamente, hay regiones más comprometidas que otras en relación a este tema y Córdoba es una de las más preocupadas.
Es más, según la propia Bolsa de Cereales de la provincia argentina, durante la campaña 2021/22 la competencia de los cultivos con las malezas continúa siendo la mayor dificultad a sortear para los productores. Este dato, evaluado en concordancia con lo que muestran los relevamientos desde la campaña 2017/18.
Estas especies compiten con los cultivos por el agua, la luz y los nutrientes, situación que se agrava este año debido a las condiciones de sequía que están transitando. No obstante, las precipitaciones mejoran las condiciones del cultivo, pero también de las malezas.
Las más presentes
Las principales malezas se repiten en los últimos años. Yuyo colorado (Amaranthus spp), sorgo de Alepo (Sorghum halepense), rama negra (Conyza bonariensis), eleusine (Eleusine sp.) y borreria (Borreria sp.). Estas vuelven a ser este año las especies más difíciles de controlar, debido a la resistencia múltiple a herbicidas y a otras características de las plantas.
A nivel regional, la distribución de las malezas no es homogénea. En el gráfico se indica la proporción de cada una de las especies de mayor dificultad en su control. Tal como se observa, en prácticamente toda la provincia de Córdoba (con excepción del norte) el yuyo colorado se muestra como la especie de mayor importancia, llevando a la necesidad de realizar variados mecanismos de control.

Entre los métodos que pueden ser adoptados en todas las regiones con presencia de malezas, se incluyen las rotaciones, el uso de cultivos de cobertura y el control químico como variantes interesantes. Pero también el control mecánico, que en los últimos años volvió a aparecer debido a la resistencia cada vez más creciente de las malezas a los herbicidas.
La humedad favorece a las malezas
Los pulsos de emergencia de las malezas en el lote están condicionados principalmente por la humedad y la temperatura. Cuando falta humedad, la semilla permanece latente en el suelo esperando las lluvias para crecer. Por ese motivo, luego de estas lluvias, el nacimiento de diferentes malezas es una realidad en las distintas regiones.
“Cuando llegan las lluvias comienzan los pulsos de emergencia de malezas en el campo”, comentó el doctor Alejandro Brunori. El especialista es docente e investigador en la cátedra de Terapéutica Vegetal de las universidades nacionales de Rosario y Villa María. Además, se desempeña como profesional en el INTA Marcos Juárez.
“Esos pulsos de emergencia pueden ser mayores luego de un período de estrés, debido a la presencia de semillas que no tuvieron la oportunidad de hacerlo anteriormente por no contar con la humedad suficiente”, advirtió el profesional. Además, recomendó que se controle en la medida que la competencia en el lote no sea ganada por la del cultivo.
“El progreso de estas malezas que emergen dependerá exclusivamente del distanciamiento de siembra de los cultivos, su densidad y las condiciones que tenga el mismo”, comentó Brunori.
En ese sentido, aseguró que cada productor “debe analizar su situación particular” y en función de ello “debe tomar la mejor decisión”. En este momento del año, con temperaturas elevadas, la emergencia de las gramíneas anuales y el yuyo colorado es lo que despierta la mayor preocupación.
¿Tiene sentido hacer un control de malezas en soja de primera?
Muchos productores se hacen esta pregunta. Con un cultivo que se comienza a recuperar luego de las lluvias y un desarrollo que va a llegando a final del ciclo en soja de primera, las malezas no deberían tener tanta incidencia en el rinde de este cultivo.
Sin embargo, pensando en el banco de semillas que pueden generar, siempre es necesario controlarlas. “Hay dos formas de ver el manejo de malezas. La primera apunta a su control para que no compita con el cultivo e impacte en su rendimiento. La otra es controlarla, ya no pensando en el cultivo actual, sino en el banco de semillas que puede generar en el lote”, explicó Brunori.
Es decir que si se deja que las malezas lleguen al final de su etapa en el cultivo, por más que no afecte el rinde actual, van a generar semillas que complicarán las campañas futuras, en especial si se cuenta con biotipos resistentes a herbicidas en el lote. “Hay que tratar de no enriquecer el suelo con semillas de malezas para que en las campañas venideras la presión de las mismas sea menor”, afirmó.

Para finalizar, Brunori remarcó que el control químico con herbicidas no debe ser la única herramienta que los productores deben considerar en sus lotes. Los sistemas pueden apoyarse en controles químicos en el corto plazo, pero éstos deben ser considerados en un marco más amplio para el “manejo de las malezas”.
Allí incluyó el relevamiento frecuente de los campos, la rotación de los cultivos, el distanciamiento entre surcos, la elección de fechas de siembra y el uso de control mecánico.
A ello agregó la limpieza de cosechadoras en el lote, la implementación de cultivos de coberturas y, por último, el reconocimiento de la existencia del banco de semillas en el suelo. También, recordó una frase de autor desconocido que dice: “Un año de semillas equivale a siete años de malezas”.
Yuyo colorado
Amaranthus palmieri y Amaranthus hybridus se mostraron como las especies de más difícil control en esta campaña. Su incidencia se observa en prácticamente todas las provincias productoras y su severidad aumenta año a año.
Esto es así debido a la resistencia de las malezas a inhibidores de la ALS, de la EPSPs y del fotosistema II. En el caso particular de Amaranthus hybridus se ha reportado asimismo resistencia a los inhibidores de la PPO en Córdoba.
La incidencia de Amaranthus spp. es mayor en el centro y sur de la provincia de Córdoba, con menor incidencia en los departamentos del norte. La alta tasa de crecimiento, la rusticidad ante condiciones adversas y la posibilidad de realizar varios ciclos de producción en un ciclo de cultivo, son otros factores que dificultan su control.

Sorgo de Alepo
Sorghum halepense es una especie de hoja angosta, perteneciente a la misma familia del sorgo. Sus similitudes con éste y el maíz y su posibilidad de multiplicarse por rizomas son, junto con la resistencia a glifosato e inhibidores de ácidos grasos (ACCasa), los principales motivos que preocupan.
En la provincia de Córdoba se posiciona a esta maleza como la segunda de mayor incidencia y severidad respecto al resto.
Rama Negra y Eleusine
Conyza bonariensis es la tercera maleza de mayor importancia esta campaña, de acuerdo con la información provista por los colaboradores de la Bolsa de Cereales de Córdoba. Esta especie se distribuye prácticamente en toda la provincia y presenta dificultades en su control, debido a la resistencia a los inhibidores de la EPSPs, inhibidores del Fotosistema I y II e inhibidores de la enzima acetolactato sintetasa (ALS).
Eleusine sp. es otra especie que se distribuye masivamente. El control de esta maleza es difícil debido a su resistencia a los grupos químicos inhibidores de la EPSPS, inhibidores de la enzima acetolactato sintetasa (ALS) e inhibidores de ácidos grasos (ACCasa).
Atención en las sojas tardías
El asesor técnico del norte de la provincia de Buenos Aires, ingeniero agrónomo Martín Principiano, coincidió con Brunori en que las malezas que progresen luego de las precipitaciones no va a incidir en las sojas de primera.
No obstante dijo: “A esta altura del año la mayor parte de los lotes de soja de primera están cerrados, pero no los de segunda”. Al respecto, sostuvo que “hay cuadros de soja de segunda que están teniendo la necesidad de un nuevo tratamiento”.

El especialista, destacó que aún en cultivos que habían recibido controles antes de las lluvias, “deberán implementarse aplicaciones para no tener problemas”, dijo. Para Principiano, el problema actual son las gramíneas, y en algunos casos puntuales “existe la necesidad de tratamientos por yuyo colorado”, que fue la especie que más preocupó al norte bonaerense.