En números absolutos, el nivel de encierre de los primeros meses -en particular del segundo trimestre del año- fue ampliamente superado por el 2023, claramente presionado por la necesidad acuciante de encierre que impuso la seca llevando a concentrar y a anticipar el período de llenado. A diferencia de lo visto en 2023, este año el comportamiento del stock vuelve a normalizarse, concentrando los mayores registros en los meses de junio, julio y agosto para comenzar a descender ligeramente a partir de septiembre.
Al analizar la composición actual del stock por categorías, en relación al año pasado, se observa un mayor número de novillos, novillitos y toritos, que en conjunto crecen un 8,5% en nivel de encierre, a diferencia de los terneros que disminuyen en un 2%, sobre el stock registrado un año atrás.
Si nos remitimos a los datos que surgen de la primera vacunación contra aftosa, recientemente publicados por el SENASA, esta disminución en el número de terneros y terneras encerradas resulta lógica dada la caída que registra esta categoría por vacunación. Según estas cifras, en el último año se habrían perdido unos 837 mil terneros y terneras (-5,4%), 723 mil vacas (-3,3%) y 386 mil vaquillonas (-5,4%). En tanto que, en machos, la categoría novillos se contrajo en 119 mil cabezas (-4,2%) contra unos 63,5 mil novillitos y toritos que, en porcentaje representan una disminución del 1,5% anual, siendo la categoría que menor caída registró.
Pero, independientemente de la cantidad absoluta de animales en stock, este corrimiento de los encierres da cuenta de una posible reconstrucción de las recrías, sumamente restringidas el año pasado a causa de la escasa receptividad de los campos.
Este indicio comienza a observarse muy ligeramente a partir de las estadísticas de movimiento de animales que reporta el mismo SENASA. De acuerdo a estos datos, de enero a septiembre de este año cerca de 8,5 millones de terneros y terneras fueron trasladados desde los campos de cría hacia otros destinos con motivo de cría o invernada. Sobre este total de animales trasladados, unos 2,05 millones (24%) tuvieron por destino establecimientos de engorde a corral, por lo que se infiere que el 76% restante continuó sus procesos de recría en sistemas no confinados.
Si se compara este mismo dato contra años anteriores, notamos una incipiente recuperación de las recrías pastoriles de terneros y terneras, luego de la drástica contracción que se observó en 2023, por los motivos ya mencionados.
En efecto, si se analiza el perfil de animales ingresados a los feedlots para el mismo período del año, notamos que la proporción de terneros y terneras que ingresan año a año a los feedlots viene disminuyendo en relación a la proporción de animales más adultos, como novillos, novillitos y vaquillonas.
Particularmente, en el último año, esta tendencia se observa de manera más notoria con una crecimiento en el ingreso de animales jóvenes del 36 al 39% contra una disminución en terneros que pasa del 55% al 52% de los ingresos totales registrados durante estos primeros nueve meses del año.
En la medida que esta tendencia siga consolidándose y paralelamente -clima mediante- la faena de vacas vuelva a normalizar su salida, los pesos medios de faena deberían comenzar a crecer. A la fecha, los datos de septiembre muestran una estabilización de los pesos medios obtenidos por res en torno a los 231 kilos, esto supone una recuperación de 2 kilos respecto de los obtenidos el año pasado. Sin embargo, aún resta terreno por recuperar, frente a los 236 kilos promedio obtenidos a igual fecha, dos años atrás y mas aun, frente a la vara puesta por nuestros países vecinos que nos sacan más de 20 kilos de ventaja.
En este sentido, en un escenario donde la recría a campo vuelva a tomar mayor participación dentro de un sistema integral de producción y engorde, el feedlot pasará a ser un actor clave para lograr la correcta terminación de esos animales pesados, cada vez más demandados por la exportación.